Infinitamente Azul
Blue, hasta luego!
Eran las 7 de la noche. O las 8, o las 9, no sé. Cuando realmente estás feliz lo que menos importa es el tiempo. Todo comenzó de noche, un brindis de cervezas y un beso robado. A veces recuerdo lo que sucedió, lo que destruí. Llegaste de una manera sonriente y feliz, dando piruetas y todo. Te destruí. Siempre quise saber como diferenciar un capricho de una sensación real. Recuerdo que eras frágil, pues estabas hecha de espejos, pero en pedacitos pegados a punto de romperse.
Si, digo espejos porque era un reflejo a mí mismo. No me importa la maldición de los 7 años de mala suerte por ver mi reflejo ante ti, valió la pena. La sensación de velocidad al ir a buscarte, al perseguirte en este mundo de estrellas fugaces que te hieren y te distraen, fue siempre muy divertido.
Me sentía realmente libre, yendo a donde me llevaba tu mirada.
Fueron 453 días que se sintieron como 453 años. Pasó de todo. Sigue tu rumbo, a pesar de seguir destruida. Germina, florece, sin mí. Recuerda que la luna siempre te seguirá y a mi también, no podremos escapar de ella. Yo nací roto, así que, algún día terminaré pulverizado como un asteroide en los anillos de Saturno de tanto destruirme a lo largo de mi vida.
Eran las 9 de la noche. O las 10, o las 11, no sé. Cuando realmente estás triste lo que más duele es el tiempo. Todo terminó de noche, un brindis de cervezas y un ¨beso¨ robado. Siempre recuerdo lo que sucedió, nada será igual de intenso, créeme.
Au revoir, bleu!
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