Vestido de Flores
¡Florece! A las seis de la tarde corría yo, por la Avenida Caracas con 22, a toda velocidad. Nadie me podía detener. A veces solía dejarme llevar por ese instinto obsesivo que tenía con la chica del vestido de flores, queriendo encontrarla de nuevo. Todavía me cuesta creer que fue nada más que un sueño . Todo comenzó, cuando una noche cualquiera en la Bogotá fría y triste de costumbre, en la estación de la 76 con Caracas se sube aquella mujer que me despierta de mi letargo de aburrimiento. Diez y media de la noche. Rubia. Chaqueta de cuero. Medias veladas negras. Vestido de flores . Con una elegancia y un perfume que te distraen de lo que sea que estés haciendo. No dejo de mirarla, pues además de su belleza, !Esto parece una obra de arte! En un Transmilenio lleno de pordioseros, vagabundos, desahuciados, matones y gente sin rumbo alguno, ver aquella chica del vestido de flores hace que brille la miseria de este bus repleto de perdedores, como yo . Estoy tan perdido en su mir...